AAP Madrid 269/2004, 15 de Abril de 2004

ECLIES:APM:2004:5257
ProcedimientoPENAL
Número de Resolución269/2004
Fecha de Resolución15 de Abril de 2004
EmisorAudiencia Provincial - Madrid, Sección 17ª

AUDIENCIA PROVINCIAL DE MADRID

SECCION 17ª

ROLLO DE APELACION Nº 21/04

PROCEDIMIENTO ABREVIADO 68/03

JUZGADO DE LO PENAL Nº 21 MADRID

MAGISTRADOS Ilustrísimos Señores:

D. JESUS FERNANDEZ ENTRALGO

(Presidente)

Dña. MANUELA CARMENA CASTRILLO

Dña. TERESA CHACON ALONSO

La Sección Decimoséptima de la Ilustrísima Audiencia Provincial de Madrid, en la causa al

margen de referencia, ha dictado,

EN NOMBRE DE SU MAJESTAD, EL REY

la siguiente

S E N T E N C I A Nº 269/04

En la Villa de Madrid, a quince de abril de dos mil cuatro.

La Sección Decimoséptima de la Ilustrísima Audiencia Provincial de Madrid, formada por los Ilustrísimos Señores Magistrados D. JESUS FERNANDEZ ENTRALGO (quien la preside), Dña. MANUELA CARMENA CASTRILLO y Dña. TERESA CHACON ALONSO, ha visto el recurso de apelación interpuesto por el Procurador D. Francisco Javier Calvo Ruíz, en nombre y representación procesal de Felix, al que se adhirió la Procuradora de los Tribunales Dña. Olga Martín Marquez, en nombre y representación de Constantino, contra la sentencia dictada con fecha veintisiete de mayo de dos mil tres, en procedimiento abreviado 68/03 por el Juzgado de lo Penal nº 21 de los de Madrid. Intervino como parte, el Ministerio Fiscal. El Ilustrísimo Señor Magistrado D. JESUS FERNANDEZ ENTRALGO actuó como Ponente y expresa el parecer del Tribunal.

ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO

Con fecha veintisiete de mayo de dos mil tres se dictó sentencia en Procedimiento Abreviado 68/03 por el Juzgado de lo Penal nº 21 de los de Madrid. En dicha resolución y en su parte dispositiva se contenía el siguiente fallo:

"Que debo condenar y condeno a Felix como autor de un delito contra la seguridad del tráfico a la pena de 3 meses multa con una cuota diaria de 6 euros, privación del permiso de conducir vehículo a motor y ciclomotores por 13 meses, y como autor de un delito de desobediencia a la pena de 6 meses de prisión, inhabilitación especial para ejercer el derecho de sufragio pasivo durante el tiempo que dure la condena, pago de las costas del procedimiento y a indemnizar a Juan Manuel por los daños causados, declarando la Responsabilidad Civil Directa de Mutua Madrileña Automovilista y la Responsabilidad Civil Subsidiaria de Constantino.

Abónesele todo el tiempo que ha estado privado de libertad por esta causa."

SEGUNDO

Contra dicha sentencia, se interpuso, en tiempo y forma, recurso de apelación por el Procurador D. Francisco Javier Calvo Ruiz en nombre y representación procesal de Felix, al que se adhirió la Procuradora de los Tribunales Dña. Olga Martín Marquez, en nombre y representación de Constantino.

TERCERO

Se dio traslado a las demás partes personadas, a fin de que pudieran formular sus alegaciones. Remitidas las actuaciones a este Tribunal, no se estimó precisa la celebración de vista, quedando pendiente el procedimiento de resolución en esta segunda instancia.

HECHOS PROBADOS

UNICO.- Se asumen y tienen por reproducidos los fijados como tales en la sentencia recurrida.

FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO

Se tienen por reproducidos los argumentos invocados en la resolución impugnada, que se comparten en lo sustancial y coincidente.

SEGUNDO

El recurso de apelación contra las sentencias dictadas en primera instancia, cualquiera que sea el procedimiento (juicio de faltas, alguno de los modelos abreviados por delito y el por delito ante Tribunal del Jurado), está construido sobre la idea de la atribución de un poder pleno de enjuiciamiento revisor del caso (plena cognitio) al órgano decisor, quien asume, en principio, la misma posición que el órgano jurisdiccional autor que dictó la resolución recurrida, con la única restricción que impone la prohibición de la reforma peyorativa o reformatio in peius.

Esta concepción del recurso de apelación es compartida por el Tribunal Constitucional desde sus primeros pronunciamientos sobre este tema (lo demuestra la lectura de sus Sentencias 54 y 84 de 1985, de 18 de Abril y de 8 de Julio, respectivamente).

Así se sigue manteniendo hasta el presente. Las Sentencias 167/2002, de 18 de septiembre, y 197/2002, 198/2000 y 200/2002, las tres, de 28 de octubre, 212/2002, de 11 de noviembre y 230/2002, de 9 de diciembre, que "... el recurso de apelación en el procedimiento penal abreviado, tal y como aparece configurado en nuestro Ordenamiento, otorga plenas facultades o plena jurisdicción al Tribunal ad quem para resolver cuantas cuestiones se planteen, sean de hecho o de Derecho. Su carácter, reiteradamente proclama-do por este Tribunal, de novum iudicium, con el llamado efecto devolutivo, conlleva que el juzgador ad quem asuma la plena jurisdicción sobre el caso, en idéntica situación que el Juez a quo, no sólo por lo que respecta a la subsunción de los hechos en la norma, sino también para la determinación de tales hechos a través de la valoración de la prueba, pudiendo revisar y corregir la ponderación llevada a cabo por el Juez a quo (SSTC 172/1997, de 14 de octubre, FJ 4; 120/1999, de 28 de junio, FF JJ 3 y 5; ATC 220/1999, de 20 de septiembre). Pero en el ejercicio de las facultades que el art. 795 LECrim. otorga al Tribunal ad quem deben respetarse en todo caso las garantías constitucionales establecidas en el art. 24.2 CE" (FJ 11). ...".

Claro que el propio Tribunal Constitucional, a partir de su fundamental Sentencia 167/2002, advierte que "... no basta con que en apelación el órgano ad quem haya respetado la literalidad del art. 795 L. E. Crim., en el que se regula el recurso de apelación en el procedimiento abreviado [aplicable, por remisión del 976, al juicio de faltas], sino que es necesario en todo caso partir de una interpretación de dicho precepto conforme con la Constitución, hasta donde su sentido literal lo permita ... para dar entrada en él a las exigencias del derecho fundamental a un proceso con todas las garantías ...", con especial atención a las exigencias de inmediación y de contradicción.

En principio, nuevamente, la construcción del recurso de apelación penal como una oportunidad de revisión plena sitúa al órgano judicial revisor en la misma posición en que se encontró el que decidió en primera instancia al valorar el material probatorio disponible para la fijación de los hechos que se declaran probados y para el tratamiento jurídico del caso.

Sin embargo, cuando la prueba tiene carácter personal, como ocurre tratándose del interrogatorio de la persona acusada (sin entrar en su discutida naturaleza probatoria) o de los testigos, e incluso de los peritos, cuando su intervención consiste en la emisión por primera vez de su informe, o en completarlo o aclararlo, importa mucho, para una correcta ponderación de su persuasividad, conocer la íntegra literalidad de lo manifestado y, además, percibir directamente el modo en que se expresa, puesto que el denominado lenguaje no verbal forma parte muy importante del mensaje comunicativo y es un factor especialmente relevante a tener en cuenta al formular el juicio de fiabilidad.

El juzgador en primera instancia dispone de esos conocimientos, en tanto que el órgano competente para resolver el recurso de apelación (que, además, en el caso del juicio de faltas es tan unipersonal como aquél) sólo conoce, del resultado de la prueba practicada, la síntesis forzosamente incompleta contenida en el acta del juicio.

Por ello, un elemental principio de prudencia (la pauta de la sana crítica aplicada al control de la valoración de la prueba en la segunda instancia) aconseja no apartarse del criterio del juzgador en primera instancia salvo cuando el error de valoración sea patente; y, aun en este caso, tratándose de modificar un fallo absolutorio, con observancia de las garantías establecidas en la doctrina constitucional contenida en las Sentencias antes invocadas del Tribunal Constitucional.

TERCERO
  1. El delito de peligro abstracto de conducción de vehículos de motor bajo la influencia (negativa) del previo consumo de sustancias psicoactivas.

    El mismo conductor -hoy recurrente- admite haber consumido hasta tres cañas de cerveza, minimizando la importancia de esta ingesta alcohólica como capaz de menoscabar de forma relevante sus condiciones psicofísicas hasta impedirle conducir un vehículo de motor dentro de los niveles de riesgo socialmente tolerables.

    Los Agentes de la Autoridad que intervinieron en el atestado refieren, no obstante, una sintomatología (registrada documentalmente) que, incluso sin necesidad de un informe pericial, permite diagnosticar -a falta de prueba de un factor causal diferente- una intoxicación etílica aguda relevante.

    Especialmente llama la atención que el conductor investigado, tras colisionar con dos vehículos estacionados en la calle por la que circulaba el que aquél conducía, deambulase de forma vacilante y no fuese capaz de mantenerse en equilibrio vertical. Se enfatizan estos dos síntomas porque afectan a la psicomotricidad, fundamental para una correcta conducción de un automóvil.

    Ni siquiera el conductor es capaz de explicar aceptablemente la razón de su pérdida de control del turismo. Teniendo en cuenta las característi-cas de la calzada, no cabe achacarlo a una deficiencia de su trazado o de su estado de conservación. Tampoco convence a alusión confusa al diferente estado de desgaste d las ruedas. Cuando se afronta esta situación, la inexplicabilidad de la maniobra permite inferir que sólo pudo deberse al negativo influjo del consumo de bebidas alcohólicas.

    La hipótesis alternativa que pone los síntomas a cuenta de un ligero shock postraumático no ha sido probada pericialmente, y la duración de la sintomatología -teniendo en cuenta que no se trató de un accidente especialmente grave (el conductor ni siquiera sufrió lesión alguna)- contradice lo que hubiera sido el curso normal de recuperación de aquel choque.

    La condena por este capítulo de la acusación...

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